domingo, 26 de octubre de 2008

Ya patino bien y voy a ser Productor de Televisión. Ahí queda


Creo que esto de trabajar para una compañía de seguros a tiempo parcial y como escritor a tiempo imparcial, y como cineasta a tiempo inconcreto, en vez de enrarecerme me está volviendo un tipo bastante normal. Lo cual es bastante raro en mí. Ayer mi hermano me regaló una camiseta con el logotipo de Dharma Iniciative con lo cual he pasado a deducir que; mi hermano siendo un tipo bastante normal, bastante serio, bastante listo, con bastante futuro, y bastante más apuesto que yo, ha llegado a la conclusión de que soy un jodido Friki.


Y es cierto; a la suma de adicciones que llevo en cuenta, he de añadir una de gran importancia para mí; soy adicto a la serie Lost. Y mi hermano lo rubrica regalándome una camiseta que hace honor a ese monumento de la ficción que es esa serie salida de la factoría Disney, hay que joderse.

Hace unos años, en la escuela de cine, hubiese mirado por encima del hombro a cualquiera que no tuviese unos gustos cinematográficos que no pasasen sin excepción por; a) la Nouvelle Vague, b) John Cassavetes, c) Jean Vigo, d) Cualquier película francesa contemporánea que no contuviese en sí misma un mínimo de diarrea de dos horas y media de diálogos letárgicos, angustias existenciales, filosóficas, neo-burguesas, paleo-ideológicas.

Y ahora me he hecho fan de Lost.

No puedo vivir sin saber qué le va a suceder a esa gente caída de un avión en medio de una isla tan rara en la que todo lo raro es tan normal que creo que yo debería ser un personaje más, de facto, de ipso facto, en ese “sitio en ninguna parte”. En ese culebrón de aventuras que me quita tanto el sueño.

No puedo vivir sin saber qué va a pasar entre Kate y Jack.


Como no acaben juntos, me inmolo con dinamita a la puerta de la productora de los cojones que tan enganchados nos tiene a tantos.

Me he hecho adicto a Lost y no sólo eso; mañana empiezo un máster en Producción Ejecutiva para Televisión. Suena bien.

Suena bien y me ha costado más aún. Un huevo y tres cuartas partes del otro para ser exactos.

Además he tenido que renegar en una por una de las doscientas entrevistas que me hicieron de mis ascendentes cinefílicos.

El cine ha muerto, me decía el tío. Y yo asentía, y repetía; “el cine ha muerto, sí… Viva el Rey” Todo ello con un guión de largometraje lleno de angustias existenciales, desengaños amorosos, diarreas neo-burguesas, recién acabado hace dos días. Y a ser rodado en parte en París.

Vaya tela.

No sé cómo me irá con mi esquizofrenia paranoide televisiva-cinefílica pero no duden que les mantendré informados en este mi diván particular.

En otro orden de cosas; he aprendido por fin a patinar. Se acabaron las hostias cada cinco minutos; me tengo en pie con un mínimo de dignidad sobre dos filas de ruedas y me muevo incluso con un cierto estilo por Barcelona. Aunque lo cierto es que allí patina todo dios bendito.

Pero yo le echo bastante desverguenza al asunto y bastante talento. Que es lo que haría Jack al fin y al cabo.


Sirva esto como crónica del día. Y sirva lo último que he dicho para echar un poco más de menos a Barcelona.

No hay comentarios: