lunes, 11 de diciembre de 2006

C'est la vie...

Las camareras del café Delmás ya se conocen mis manías y yo ya me conozco las suyas y siempre que entro por la puerta es como si ya hubiese un guión preestablecido y yo ya no pido sino que ellas ya saben que me tienen que traer; primero un Café americain y luego más tarde, a un gesto, un Bayleys en vaso ancho. Un amigo de hace tiempo usaba un término para definir situaciones como aquella; "hacer patria" y hacer patria es cuando uno ya es reconocido en los sitios y forma parte de ellos y le traen el whisky cuando tiene que ser. Y si encima quien se hace cómplice de ello es una parisina llamada Nevena y otra Jacqueline, pues bienvenido sea el mundo y París era una fiesta que no se acaba nunca, dijo Hemingway, que empezaba su primera novela precisamente en el café donde ahora está este café que le he robado ya.


Adoro París.


Y mucho más cuando me tengo que ir de allí aún a sabiendas de que voy a volver en breve o lo más breve que pueda que es lo mismo. Pero irse de París (aunque sea por un tiempo) para volver al sitio en el que habitualmente estás y vives, y que debería adoptar por propio peso ese blando y provinciano apelativo de "hogar", es una putada.


Pero bueno.


C'est la vie...


Au revoir les enfants.


Y eso.


Madrid me espera con luces de madrid y gente dando voces en Callao. Ceniceros de Cinzano en las mesas y ruído de claxon (que aquí también hay-ay-ay-ay, pero bueno...) En la Puerta del Sol hay familias que han comprado pelucones de colores y ellos se los ponen, y ellas también, dando un ejemplo estupendo de lo que es una familia católica y absurda y el honor de la patria potestad por el suelo cuando te calzas un matasuegras y haces el capullo de esa manera.


Es crudo el último café que te tomas en París;


Y mucho más si en este blog pegas una foto de otro café que te tomaste en verano pues no has previsto escribir sobre el último café que te has tomado de momento en París. Y mucho más si encima está tomada en el Café la Contrescarpe vecino y rival del café Delmás. Soy un traidor.

Madrid, prepárate que ya estoy aquí...

Sirva esto de crónica por hoy.

Siempre vuestro...

1 comentario:

Alain dijo...

Solo falta la música de Charles Trenet de fondo.

Saludos Trufaldianos.